María Elida Blasco
Bolsista Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Archivo del Museo de La Plata – Neuquén 1306, 7° B, CP 1405 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina. eliblasco@yahoo.com.ar
Irina Podgorny & Maria Margaret Lopes. El desierto en una vitrina: museos e historia natural
México: Limusa, 2008. 279p.
La publicación de El Desierto en una vitrina se trata de un hecho muy esperado para quienes nos interesamos por la historia de los museos y el coleccionismo. En efecto, haciendo una revisión de las investigaciones producidas por los historiadores argentinos1 notaremos la ausencia de trabajos vinculados al surgimiento y desarrollo de los museos, aunque si apelamos a la comparación, afortunadamente en Brasil la situación despliega mayor riqueza.2 Por ese motivo, cabe señalar que para los ámbitos académicos argentinos, el estudio de la complejidad de las instituciones llamadas "museos", era una asignatura pendiente felizmente saldada con la aparición del libro que nos ocupa.
En segundo lugar, corresponde destacar que la obra elaborada en conjunto entre una investigadora argentina y otra brasileña conlleva un riguroso trabajo previo: las autoras cuentan con amplia producción académica centrada en los diferentes aspectos de la práctica científica desarrollada en los museos, el trabajo, las técnicas y las condiciones de construcción e institucionalización de las ciencias naturales durante el siglo XIX.3 El fluido intercambio de conocimientos sumado a la posibilidad de investigar "la una en el país de la otra", posibilitó la feliz experiencia de escribir un libro en coautoría. Esos aprendizajes las llevaron a descubrir similitudes y establecer diferencias sobre la base del libro escrito por Lopes en 1997 O Brasil descobre a pesquisa científica: os museus e as ciências naturais no século XIX, centrado en el actual Museo Nacional de Río de Janeiro. Algunos resultados de la comparación entre la constitución de los museos brasileños y argentinos fueron publicados como artículos, otros plasmados en el libro de Podgorny El argentino despertar de las faunas y de las gentes prehistóricas, y muchos otros condensados en El desierto que analizan la complejidad de las dimensiones en las que se inscribe un museo.
El libro ofrece una visión panorámica de los museos de ciencias de la Argentina del siglo XIX: Museo Público de Buenos Aires, Museo Nacional de Paraná, Museo de Corrientes, los museos de la Academia de Ciencias de Córdoba, el Nacional de Buenos Aires, el Museo de La Plata, los museos universitarios y aquellos surgidos en el seno de las sociedades eruditas metropolitanas y provinciales. Los nueve capítulos se estructuran en tres niveles de análisis: el origen de las colecciones insertas en las redes del mercado; la relación entre los museos y la imbricada maquinaria estatal - que involucra sobre todo las estrategias montadas por sus promotores y las circunstanciales alianzas políticas; y los museos como lugares de producción de conocimientos científicos asociados a la especialización disciplinar.
El capítulo 1 describe el entrecruzamiento entre el envío de ejemplares a los museos europeos, la provisión al mercado internacional, la diplomacia, la política y el interés de algunos naturalistas por otorgar impulso y funcionalidad al Museo Público de Buenos Aires (fundado en 1823 bajo protección estatal). El segundo capítulo se ocupa del Museo Nacional de Paraná, fundado por el gobierno de la Confederación (1854) y del Museo de Corrientes (1852) haciendo hincapié en las divergencias entre los objetivos establecidos por los decretos fundacionales y las funciones concretas de las instituciones moldeadas por las prácticas científicas de sus directores. El tercero analiza los intentos de reorganizar el Museo Público de Buenos Aires luego de 1854, primero bajo el impulso de la Asociación de Amigos de la Historia Natural del Plata y luego de la mano de quien dirigió y orientó la institución hacia la paleontología: Hermann Burmeister. El capítulo gira en torno a las prácticas del naturalista que transformó el "museo general" en gabinete de estudio del director. Estos aspectos son retomados en el capítulo 4 donde se exponen las estrategias montadas por Burmeister para producir y divulgar sus investigaciones y dialogar con sus pares a través de los espacios institucionales que contaba con la protección de los poderes público. Pero como muestran las autoras, la retroalimentación de esa imagen de "única autoridad científica", comenzó a ser cuestionadas por algunos "jóvenes locales". Este es el tema del capítulo 5: el surgimiento de la Sociedad Científica Argentina, en 1872, donde adquieren protagonismo Estanislao Zeballos, Francisco Moreno, Carlos Berg y Florentino Ameghino. Apelando a sus colecciones particulares, ellos impulsaron la formación de un museo vinculado a la antropología y la arqueología.
El capítulo 6 lleva por título el libro de Zeballos, "La conquista de las 15.000 leguas", y explora el devenir de las prácticas científicas en la campaña militar de expansión de las fronteras del Río Negro. Por otro lado, también se analizan los debates parlamentarios donde se discute la posibilidad de utilizar fondos públicos para los viajes de exploración del noroeste argentino propuesto por la sección Córdoba del Instituto Geográfico Argentino.
El capítulo 7 describe las negociaciones políticas de 1881 surgidas a raíz del proyecto del Poder Ejecutivo de fundar un Museo Nacional en Buenos Aires y de las pretensiones de Moreno y Ameghino de crear un "gran museo nacional" desalojando al Museo Público de la nueva capital de la nación. Pero como se demuestra en el capítulo 8, las alianzas políticas estaban imbricadas también en polémicas científicas entre naturalistas como las que mantuvieron unidos a Ameghino y los hermanos Doering en contra de Burmeister en los años posteriores a 1882. Y en estas polémicas científicas que ilustran parte del problema de la paleontología del siglo XIX, también se vislumbra la superposición de cuestiones mucho menos teóricas como las disputas por los puestos de trabajo en instituciones públicas, la difusión de sus investigaciones y el control sobre la provisión de datos.
Finalmente, el capítulo 9 describe la conformación del Museo General de La Plata moldeado desde su instalación en 1884, por Francisco Moreno, pasando revista al pasaje de las colecciones privadas a los museos estatales, al control de las instituciones y a la consolidación del trabajo científico y al uso de un discurso legitimador basado en "ayudar a construir la Nación mediante el estudio de sus recursos y la educación de sus habitantes".
Una de las mayores contribuciones del libro reside en desmontar los discursos establecidos, tanto por los científicos como por los representantes de los poderes públicos, concentrando su atención en las prácticas sociales de los promotores de museos. Desde la perspectiva de los estudios de la historia visual se ha limitado el surgimiento de estas instituciones con los "nuevos escenarios" para la celebración de "las glorias pasadas" y con los programas de nacionalización para la construcción de la identidad nacional.4 Sin embargo, el libro reseñado sugiere una revisión a estos argumentos y un abanico de interrogantes a explorar: ¿existieron realmente sólidos proyectos para efectivizar la alianza entre historia-ciencia-poder y control estatal?, ¿por qué entonces la formación de colecciones y el trabajo científico se estructuraban sobre redes de sociabilidad privada y apelando a recursos económicos propios?, ¿cuáles eran los vínculos formales e informales entre los promotores de los museos, los grupos políticos y las estructuras de un aparato estatal en formación?. Según nuestro criterio, si algo le falta al trabajo de Podgorny y Lopes es justamente ese debate: dicho de otra manera, explicitar las posturas historiográficas y los criterios metodológicos con los cuales existiría la posibilidad de confrontar o de coincidir, vinculando los aspectos analizados en el libro no solo con la historia de la ciencia, sino también con procesos más amplios ligados a la construcción de la historia. A su vez, una mayor conexión entre los aspectos tratados con otras contribuciones de la historiografía,5 otorgaría mayor solidez a los argumentos sostenidos por las autoras. En definitiva, lejos de agotar las controversias, el libro convoca a iniciarlas ya que creemos que solo intentando derribar las barreras, a veces levantadas con demasiada solidez entre los diferentes campos disciplinarios, podremos comprender los imbricados y solapados motivos que llevaron a algunos científicos a intentar, como lo sugiere el título del libro, encerrar "el desierto" en las estrechas vitrinas de un museo. Por este motivo, sumado a la riqueza temática y la solidez que encierra, sus páginas constituirán una referencia ineludible para las investigaciones posteriores que intenten una "historia de la práctica científica" o una "historia de los museos" latinoamericanos.
NOTAS
1 Desde la historia del arte se realizaron aportes de relevancia respecto a la formación de las colecciones artísticas tales como los trabajos de Laura MALOSSETTI COSTA y María Isabel BALDASARRE.
2 Solo a modo de ejemplo, los señeros trabajos de Ulpiano T. Bezerra de Meneses y los de la misma Maria Margaret Lopes.
3 Cf. Curriculum Vitae de las autoras en los sitios www.sicytar.secyt.gov.ar/busqueda/prc_imp_cv_int?f_cod=0000536326 y buscatextual.cnpq.br/buscatextual/visualizacv.jsp?id=K4793564H8.
4 FERNÁNDEZ BRAVO, Alvaro. La invención de la nación. Buenos Aires: Manantial, 2000; GONZÁLEZ STEPHAN, Beatriz; ANDERMANN, Jean (Ed.). Galerías del progreso: museos, exposiciones y cultura visual en América Latina. Rosario: Beatriz Viterbo Ed., 2006.
5 Cf. BUCHBINDER, Pablo. "Vínculos privados, instituciones públicas y reglas profesionales en los orígenes de la historiografía argentina", Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani", n.13, 1996, p.59-82.
Revista Brasileira de História
Bolsista Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Archivo del Museo de La Plata – Neuquén 1306, 7° B, CP 1405 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina. eliblasco@yahoo.com.ar
Irina Podgorny & Maria Margaret Lopes. El desierto en una vitrina: museos e historia natural
México: Limusa, 2008. 279p.
La publicación de El Desierto en una vitrina se trata de un hecho muy esperado para quienes nos interesamos por la historia de los museos y el coleccionismo. En efecto, haciendo una revisión de las investigaciones producidas por los historiadores argentinos1 notaremos la ausencia de trabajos vinculados al surgimiento y desarrollo de los museos, aunque si apelamos a la comparación, afortunadamente en Brasil la situación despliega mayor riqueza.2 Por ese motivo, cabe señalar que para los ámbitos académicos argentinos, el estudio de la complejidad de las instituciones llamadas "museos", era una asignatura pendiente felizmente saldada con la aparición del libro que nos ocupa.
En segundo lugar, corresponde destacar que la obra elaborada en conjunto entre una investigadora argentina y otra brasileña conlleva un riguroso trabajo previo: las autoras cuentan con amplia producción académica centrada en los diferentes aspectos de la práctica científica desarrollada en los museos, el trabajo, las técnicas y las condiciones de construcción e institucionalización de las ciencias naturales durante el siglo XIX.3 El fluido intercambio de conocimientos sumado a la posibilidad de investigar "la una en el país de la otra", posibilitó la feliz experiencia de escribir un libro en coautoría. Esos aprendizajes las llevaron a descubrir similitudes y establecer diferencias sobre la base del libro escrito por Lopes en 1997 O Brasil descobre a pesquisa científica: os museus e as ciências naturais no século XIX, centrado en el actual Museo Nacional de Río de Janeiro. Algunos resultados de la comparación entre la constitución de los museos brasileños y argentinos fueron publicados como artículos, otros plasmados en el libro de Podgorny El argentino despertar de las faunas y de las gentes prehistóricas, y muchos otros condensados en El desierto que analizan la complejidad de las dimensiones en las que se inscribe un museo.
El libro ofrece una visión panorámica de los museos de ciencias de la Argentina del siglo XIX: Museo Público de Buenos Aires, Museo Nacional de Paraná, Museo de Corrientes, los museos de la Academia de Ciencias de Córdoba, el Nacional de Buenos Aires, el Museo de La Plata, los museos universitarios y aquellos surgidos en el seno de las sociedades eruditas metropolitanas y provinciales. Los nueve capítulos se estructuran en tres niveles de análisis: el origen de las colecciones insertas en las redes del mercado; la relación entre los museos y la imbricada maquinaria estatal - que involucra sobre todo las estrategias montadas por sus promotores y las circunstanciales alianzas políticas; y los museos como lugares de producción de conocimientos científicos asociados a la especialización disciplinar.
El capítulo 1 describe el entrecruzamiento entre el envío de ejemplares a los museos europeos, la provisión al mercado internacional, la diplomacia, la política y el interés de algunos naturalistas por otorgar impulso y funcionalidad al Museo Público de Buenos Aires (fundado en 1823 bajo protección estatal). El segundo capítulo se ocupa del Museo Nacional de Paraná, fundado por el gobierno de la Confederación (1854) y del Museo de Corrientes (1852) haciendo hincapié en las divergencias entre los objetivos establecidos por los decretos fundacionales y las funciones concretas de las instituciones moldeadas por las prácticas científicas de sus directores. El tercero analiza los intentos de reorganizar el Museo Público de Buenos Aires luego de 1854, primero bajo el impulso de la Asociación de Amigos de la Historia Natural del Plata y luego de la mano de quien dirigió y orientó la institución hacia la paleontología: Hermann Burmeister. El capítulo gira en torno a las prácticas del naturalista que transformó el "museo general" en gabinete de estudio del director. Estos aspectos son retomados en el capítulo 4 donde se exponen las estrategias montadas por Burmeister para producir y divulgar sus investigaciones y dialogar con sus pares a través de los espacios institucionales que contaba con la protección de los poderes público. Pero como muestran las autoras, la retroalimentación de esa imagen de "única autoridad científica", comenzó a ser cuestionadas por algunos "jóvenes locales". Este es el tema del capítulo 5: el surgimiento de la Sociedad Científica Argentina, en 1872, donde adquieren protagonismo Estanislao Zeballos, Francisco Moreno, Carlos Berg y Florentino Ameghino. Apelando a sus colecciones particulares, ellos impulsaron la formación de un museo vinculado a la antropología y la arqueología.
El capítulo 6 lleva por título el libro de Zeballos, "La conquista de las 15.000 leguas", y explora el devenir de las prácticas científicas en la campaña militar de expansión de las fronteras del Río Negro. Por otro lado, también se analizan los debates parlamentarios donde se discute la posibilidad de utilizar fondos públicos para los viajes de exploración del noroeste argentino propuesto por la sección Córdoba del Instituto Geográfico Argentino.
El capítulo 7 describe las negociaciones políticas de 1881 surgidas a raíz del proyecto del Poder Ejecutivo de fundar un Museo Nacional en Buenos Aires y de las pretensiones de Moreno y Ameghino de crear un "gran museo nacional" desalojando al Museo Público de la nueva capital de la nación. Pero como se demuestra en el capítulo 8, las alianzas políticas estaban imbricadas también en polémicas científicas entre naturalistas como las que mantuvieron unidos a Ameghino y los hermanos Doering en contra de Burmeister en los años posteriores a 1882. Y en estas polémicas científicas que ilustran parte del problema de la paleontología del siglo XIX, también se vislumbra la superposición de cuestiones mucho menos teóricas como las disputas por los puestos de trabajo en instituciones públicas, la difusión de sus investigaciones y el control sobre la provisión de datos.
Finalmente, el capítulo 9 describe la conformación del Museo General de La Plata moldeado desde su instalación en 1884, por Francisco Moreno, pasando revista al pasaje de las colecciones privadas a los museos estatales, al control de las instituciones y a la consolidación del trabajo científico y al uso de un discurso legitimador basado en "ayudar a construir la Nación mediante el estudio de sus recursos y la educación de sus habitantes".
Una de las mayores contribuciones del libro reside en desmontar los discursos establecidos, tanto por los científicos como por los representantes de los poderes públicos, concentrando su atención en las prácticas sociales de los promotores de museos. Desde la perspectiva de los estudios de la historia visual se ha limitado el surgimiento de estas instituciones con los "nuevos escenarios" para la celebración de "las glorias pasadas" y con los programas de nacionalización para la construcción de la identidad nacional.4 Sin embargo, el libro reseñado sugiere una revisión a estos argumentos y un abanico de interrogantes a explorar: ¿existieron realmente sólidos proyectos para efectivizar la alianza entre historia-ciencia-poder y control estatal?, ¿por qué entonces la formación de colecciones y el trabajo científico se estructuraban sobre redes de sociabilidad privada y apelando a recursos económicos propios?, ¿cuáles eran los vínculos formales e informales entre los promotores de los museos, los grupos políticos y las estructuras de un aparato estatal en formación?. Según nuestro criterio, si algo le falta al trabajo de Podgorny y Lopes es justamente ese debate: dicho de otra manera, explicitar las posturas historiográficas y los criterios metodológicos con los cuales existiría la posibilidad de confrontar o de coincidir, vinculando los aspectos analizados en el libro no solo con la historia de la ciencia, sino también con procesos más amplios ligados a la construcción de la historia. A su vez, una mayor conexión entre los aspectos tratados con otras contribuciones de la historiografía,5 otorgaría mayor solidez a los argumentos sostenidos por las autoras. En definitiva, lejos de agotar las controversias, el libro convoca a iniciarlas ya que creemos que solo intentando derribar las barreras, a veces levantadas con demasiada solidez entre los diferentes campos disciplinarios, podremos comprender los imbricados y solapados motivos que llevaron a algunos científicos a intentar, como lo sugiere el título del libro, encerrar "el desierto" en las estrechas vitrinas de un museo. Por este motivo, sumado a la riqueza temática y la solidez que encierra, sus páginas constituirán una referencia ineludible para las investigaciones posteriores que intenten una "historia de la práctica científica" o una "historia de los museos" latinoamericanos.
NOTAS
1 Desde la historia del arte se realizaron aportes de relevancia respecto a la formación de las colecciones artísticas tales como los trabajos de Laura MALOSSETTI COSTA y María Isabel BALDASARRE.
2 Solo a modo de ejemplo, los señeros trabajos de Ulpiano T. Bezerra de Meneses y los de la misma Maria Margaret Lopes.
3 Cf. Curriculum Vitae de las autoras en los sitios www.sicytar.secyt.gov.ar/busqueda/prc_imp_cv_int?f_cod=0000536326 y buscatextual.cnpq.br/buscatextual/visualizacv.jsp?id=K4793564H8.
4 FERNÁNDEZ BRAVO, Alvaro. La invención de la nación. Buenos Aires: Manantial, 2000; GONZÁLEZ STEPHAN, Beatriz; ANDERMANN, Jean (Ed.). Galerías del progreso: museos, exposiciones y cultura visual en América Latina. Rosario: Beatriz Viterbo Ed., 2006.
5 Cf. BUCHBINDER, Pablo. "Vínculos privados, instituciones públicas y reglas profesionales en los orígenes de la historiografía argentina", Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani", n.13, 1996, p.59-82.
Revista Brasileira de História
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